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Todos al Ritz

Os advertía el otro día que hoy martes 23 de septiembre habrá una concentración para protestar por los planes de la Consejería de Sanidad madrileña de privatizar los servicios públicos sanitarios en nuestra región. Os decía que la cosa iba a ser a las puertas del hotel Wellington, porque era allí donde el Gobierno madrileño tenía intención de presentar su plan a las empresas privadas más importantes del ramo de la construcción y la sanidad, que son las que se van a aprovechar de esto.

Pues bien: cambio de planes, la concentración será a las puertas del Hotel Ritz, que es el hotel en el que finalmente se presentará el plan privatizador:

Nada de ayudas estatales, a menos que sí

Ahora que parece que por fin se han calmado los aires golpistas en Bolivia, al menos de momento, la atención del informando se centra en la increíble ayuda económica que han recibido algunas entidades financieras estadounidenses por parte del Gobierno de su país, y también algunas europeas, por parte del Banco Central Europeo. Se trata de “tapar agujeritos”, los que han provocado el mal negocio de las hipotecas basura, con ¡cientos de millardos de dólares! Todo ese capital, del que muchos ni siquiera podemos hacernos idea de su dimensión, se ha regalado o se regalará próximamente a ciertas empresas que han hecho mal su trabajo, el de ganar muchísimo dinero constantemente a cambio de socavar gravemente el derecho a una vida digna de millones de personas.

La indignación es, pues, doble. Por un lado, hay estados que permiten que las entidades bancarias otorguen hipotecas a personas que se sabe que en algún momento van a dejar de pagar los plazos del préstamo, porque no tienen posibles. En ese momento, los bancos se quedan con los pisos. Sobreviene entonces la desgracia a gran escala: ¿Porque -diréis- se da el caso de que muchas familias se quedan en la rúa y en la indigencia? Pues no. La tragedia es que las pobrecitas “entidades financieras” no saben qué hacer con los pisos, y claro, pierden dinero.

Y ahí viene la segunda parte: ¿A quiénes ayudan los estados en esa crítica situación? ¿A los pobres, a los marginados, a los sin techo, a los que han trabajado muchos años para pagar con esfuerzo los plazos de una hipoteca para tener donde refugiarse, y sin más ni más se quedan con una mano delante y otra detrás? ¿O a los culpables de todo eso?

Parece que a los Gobiernos neocons y a sus contubernios bancarios la elección no les ha resultado difícil: el dinero de los contribuyentes -o sea, de los trabajadores- va a ir a parar a los depredadores. Sus víctimas seguirán igual, tal vez y como mucho puedan tomar algo en los comedores sociales si las cosas van muy mal dadas. Acaso los permitan meterse en un albergue las noches particularmente frías.

Lo más curioso de todo esto es que los neocons, los liberales, los banqueros y el Capital en general, llevan mucho tiempo explicando que el mercado se regula solito, que la libertad de mercado es inviolable y que había que desterrar por inútiles y acaso por inmorales las ayudas estatales.

Qué rostro, oigan.

La salud no es un negocio

Ayer tuve que volver a un centro sanitario. En esta ocasión, para someterme a una prueba que debería ser rutinaria para mí -anual-, pero que me resulta tan incómoda, tan molesta, que la he convertido en algo absolutamente excepcional, para desquicie de los especialistas. Como por lo visto esa prueba no la hacen en mi barrio, tuve que desplazarme a este otro, el de Argüelles, uno de los más entretenidos de Madrid.

A la aflicción habitual que me provoca ir a que me hagan pruebas médicas (aunque los médicos y enfermeros son encantadores), esta vez se ha unido una profunda preocupación por los planes ya conocidos de Especulanza Aguirre y sus secuaces para acabar con la Sanidad pública en la comunidad de Madrid, y convertir la asistencia sanitaria en un negocio puro y duro en manos de cualquier desaprensivo con ansias de obtener una buena oportunidad de enriquecerse, o de enriquecerse más aún, a consta de dejar de respetar el derecho inalienable de todos los que vivimos en España a ser atendidos médicamente.

En este centro sanitario de Argüelles los trabajadores están particularmente concienciados con el peligro que supone la privatización de la Sanidad pública. Por doquier hay pancartas, pasquines, artículos y carteles en defensa de la atención sanitaria pública y de calidad, en todas las comunidades autónomas que corren el riesgo de la rapiña de los servicios públicos, que por cierto son prácticamente todas, aunque en algunas la situación esté peor que en otras. Me refiero particularmente a los feudos ultras de Madrid y de Valencia.

Lo cierto es que, como es obvio, este malvado plan para desprotegernos de la asistencia sanitaria pública y de calidad, nos afecta a todos, no sólo a los trabajadores sanitarios.

La Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública en Madrid (ésta es su web) nos convoca a todos los que estemos por aquí a dos concentraciones el día 23 de septiembre frente al hotel Wellington. Os pego el texto de la convocatoria:

“El 23 de septiembre, el PP (Consejería de Sanidad) presenta ante los empresarios el PLAN DE INFRAESTRUCTURAS SANITARIAS 2007-2011 (nuevo modelo de construcción, financiación y mantenimiento), bajo el lema:

CONOZCA LAS PECULIARIDADES DEL NUEVO PLIEGO DE CONDICIONES ADMINISTRATIVAS PARTICULARES DEL NUEVO PLAN Y APROVECHE LAS OPORTUNIDADES DE NEGOCIO PARA SU EMPRESA”

La coordinadora nos convoca a las 9 de la mañana (cuando lleguen los políticos y los empresarios) y a las 18.30 (cuando salgan). Se trata de una amenaza muy seria, pensad en que vuestras vidas o las de las personas que queréis pueden depender de este plan privatizador. Pensad que vuestra calidad de vida y vuestra felicidad pueden estar en juego en cualquier momento.

No podemos permitir que estos buitres hagan negocio con nuestra salud: ¡Fuera las empresas de la sanidad!

Lumpenjusticia

Zapeando ayer por la tarde me encontré en un programa de la tele a un hombre iracundo, sacado de sus casillas, obviamente perturbado y con un evidente y grave trastorno (tal vez pasajero) en la personalidad. Hablaba mordiendo las palabras, con una ira indisimulada que me dejó perpleja, soltando venablos y exabruptos a diestro y siniestro y amenazando con atentar contra su integridad física si no se satisfacían sus reivindicaciones. Tenía aspecto de persona humilde que no había tenido una vida demasiado confortable ni acceso a la cultura o la educación académica, pero eso no le impedía explicarse magníficamente. Se le entendía todo y no había lugar a dudas: estaba plenamente convencido de tener razón en todo lo que decía.

Yo no sabía quién era, pero sentí mucha curiosidad por saber qué le pasaba, por qué se comportaba de ese modo y por qué se creía tan puesto en razón. Enseguida até cabos: ese hombre era el abuelo de aquella niña a la que violó y asesinó un energúmeno que estaba en la calle y no en la cárcel a causa del descojone reinante en cierto juzgado andaluz, el que, ya sabéis, preside un juez apellidado Tirado al que sus compañeros jueces acaban de imponerle por ello una multa de 1.500 euros, lo que a la familia de la víctima le parece inaceptable poca cosa.

La exaltación del abuelo de una niña asesinada en tales circunstancias no es noticia. Ni siquiera es de extrañar, es entendible y es disculpable. A muchas personas que en general están en sus cabales, si viven estas circunstancias se les cruzan los cables. A veces cometen actos terribles, enloquecidos por el dolor y la rabia, y a la desgracia inicial con frecuencia hay que sumar las desdichas provocadas por la primera.

El Estado -en sus diversas formas: municipal, autonómica, central, etc.- está obligado a colaborar a la recuperación espiritual de los familiares de las personas que mueren o son obligadas a pasar por terribles experiencias como la violación o el secuestro. Pero no queda ahí la obligación estatal: también hay el deber de que no se contagie a la sociedad el odio y la sed de venganza que sienten los familiares de las víctimas, cuando no tienen asistencia psicológica que les ayude a superar el trance de la mejor manera.

Lejos de todo eso, el Gobierno y el PP aprovechan para intentar sacar partido de la situación, poniéndose públicamente de parte de los exasperados familiares de la niña asesinada, y tomando también partido en contra de la multa a la que se ha condenado -antes de recurso- al juez Tirado, por las mismas razones que esgrimía el abuelo ayer en la tele.

Esta cruzada vengativa no puede ser oficial. ¿O es que el espíritu de la Justicia la va a fijar el lumpenproletariado, esa gente a la que le encanta insultar a los encausados a las puertas de los juzgados? No es posible: mesura, vamos a ver si nos centramos.

Ayer, ese abuelo rabioso amenazaba con quitarse la vida si no se le hace caso. Responsabilizaba a José Luis R. Zapatero y a Rajoy, entre otros, de lo que le pueda pasar.

Me pregunto si no tiene razón al asignar responsabilidades de su posible muerte: hay ciertas cosas con las que no hay que jugar, y es evidente que a este hombre le han seguido el juego esos dos responsables o irresponsables políticos, con los oscuros propósitos ya explicados. Una prueba de lo dicho es que ninguno de estos dos elementos se ha posicionado en contra de las acciones de este otro juez, por ejemplo.

De la colaboración de cierta prensa en este feo asunto, mejor no hablo. Que me enciendo.

Franco ha muerto, el franquismo no (última entrega): Manuel Fraga

Hoy he leído con estupor unas “declaraciones” de Manuel Fraga -aunque más valdría llamar “exabruptos” o “apología del terrorismo” a sus palabras-, en las que este odioso personaje hace revivir los peores tiempos del franquismo, los tiempos del terror, el sufrimiento y la persecución, los tiempos de los caídos por Dios y por España y los tiempos en que tanto se difamó a los defensores del Gobierno legítimo que sucumbió al golpe de Estado fascista y a la conspiración internacional en contra de los rojos españoles. Rojos que habían ganado las elecciones democráticas poco antes.

Este Fraga, justificador oficial de los crímenes franquistas, criminal nunca juzgado y responsable de los asesinatos de 1976 en Vitoria (entre otros crímenes de Estado), inventor de la máxima ultrarreaccionaria “la calle es mía”, se ve que puede permitirse el lujo de afirmar en público lo siguiente: “Del otro lado hubo muchas más barrabasadas, como es absolutamente obvio”. Con lo del “otro lado” se refiere a los defensores de la II República, y le parece absolutamente “obvio” que se cometieron muchas más “barrabasadas” en el lado perdedor que por parte de los vencedores golpistas.

Bueno, eso no es más que volver a la propaganda fascista de la dictadura, que desde el principio mintió sobre la cifra de muertos y heridos por parte del bando republicano, hinchándola hasta el disparate, mientras la cifra de víctimas de los franquistas crecía, y crecía, y crecía… y siguió creciendo, incluso después de que por fin muriera el enano asesino.

Y con ser gravísimo que Manuel Fraga haga propia públicamente la propaganda fascista (que considera “obvia”), es aún peor que ante la simple reivindicación de buscar huesos de asesinados por los fascistas, sin más ni más (nadie habla de juzgar a los responsables de los crímenes), todo lo que se le ocurra sea hablar de los muertos por parte de los republicanos, que ya tuvieron durante décadas sus homenajes y sus alabanzas, y no sólo en España, sino también en el Estado Vaticano.

Y si todo eso es grave, no olvidemos nunca que la guerra civil no fue otra cosa que la abnegada resistencia de muchos españoles ante el golpe de Estado militar, apoyado por el capital español y los ejércitos fascistas europeos.

La responsabilidad de TODOS los muertos, heridos, esclavizados, torturados, deportados, exiliados, aterrados y apresados por culpa del golpe de Estado, la guerra civil y la dictadura es, pues, y esto sí que es una obviedad, de los sanguinarios vencedores de la guerra. Y no me refiero a “barrabasadas”, sino a muchísimos crímenes cometidos por gentes que no han sido juzgados y que nunca lo serán.

Por el contrario, todos los asesinos de una cierta importancia -los que mataban en grandes cantidades u ordenaban que se torturase, mutilase y asesinase a mansalva- han  tenido y aún hoy tienen el honor de dar nombre a calles, plazas, hospitales, colegios y todo tipo de instituciones en este país en el que aún parece que haya que pedir perdón por ser partidaria de los que perdieron la guerra.

Y aún hay que seguir aguantando que este viejo monstruo defienda la dictadura en la que tan a gusto se sintió durante tanto tiempo. ¡Franco ha muerto, viva Fraga!

Ni olvido, ni perdón

Una de las fosas comunes recién descubiertas es la que tristemente contiene los restos de quince mujeres y un niño de 11 años torturados y asesinados por los sangrientos y odiosos falangistas que tomaron el pueblo de Grazalema (Cádiz) en los primeros días de la guerra, en el verano del 36.

No olvidéis este nombre: Fernando Zamacola. Este asesino cruel y despiadado, uno de tantos carniceros falangistas que sembraron el terror durante la guerra y la posguerra españolas allá donde colocaron sus pervertidos traseros, salió como un perro rabioso y enloquecido de la cárcel del Puerto de Santa María, de donde nunca debió haber salido, aunque sólo pasó allí una corta estancia. Qué pena. De ahí a Grazalema, a torturar y a matar a personas indefensas y a reírse mucho de todo ello.

Como acostumbraban, los falangistas  detuvieron a esas pobres víctimas una a una, “las mantuvieron encerradas tres días. Las montaron en un camión y les dieron muerte de una manera horrible”, según los que se han esforzado por investigar este crimen. Hicieron eso no sin antes raparles la cabeza y pasearlas por el pueblo para escarnio público, algo habitual en la vil conducta de los fascistas españoles: odiaban a las mujeres progresistas y les encantaba hacerlas sufrir, incluso más que a los hombres.

Cuatro de esas mujeres estaban embarazadas en el momento de su detención. La ausencia de heridas de bala y de restos de munición hacen temer una agonía dolorosa. El adolescente “seguramente fue al que mandaron excavar la fosa y luego lo mataron para no dejar señales”. No habría sido ni el primer ni el último caso.

Los torturaron y mataron porque sí, para sembrar el terror. Leo a  Joaquín Ramón Gómez, concejal del PSOE en Grazalema, que “no eran activistas políticas ni reconocidas por su ideología. Alguna podía ser novia de un republicano o anarquista, pero no fueron asesinadas por eso”.

Pone los pelos de punta, ¿verdad?

No hay que olvidar nunca. Tampoco se puede perdonar.

Ni siquiera cuando se hayan encontrado todos los restos de todos los desaparecidos y se hayan reconstruido sus finales y su sufrimiento, ni siquiera cuando se sepan todos los nombres de todos los criminales fascistas a los que se recompensó generosamente por su saña y su maldad.

Ni olvido ni perdón, aunque llegue el día en que todos los que sufrieron persecución, tortura, hacinamiento, dolor, suciedad, miseria y terror por culpa de los fascistas, sean reconocidos por fin como víctimas de esos repugnantes matarifes.

Los nombres de las víctimas: María Rincón Barea, Jerónima Rincón Barea, Teresa Menacho, María Nogales Castro, Salud Alberto Zarzuela, Antonia Pérez Vega, Ana Fernández Ramírez, Cristina Carillo Franco, Teresa Castro Ramírez, Natividad Vilchez, Isabel Román Montes, Isabel Gómez, Josefa Gómez, Lolita Gómez, Catalina Alcaraz y el nieto de La Bizarra, el niño.

Memoria y justicia

Ya era hora de que en España se hablara de ”desaparecidos” y de presunto “genocidio“, que es una espléndida manera de llamar a las cosas por su nombre cuando una se refiere a los muchísimos y muy salvajes crímenes cometidos por los fascistas españoles durante la guerra y la dictadura de Franco. El mérito de que en los telediarios se hable de las víctimas del franquismo muertas (o desaparecidas) es, sin duda, de las asociaciones que llevan años trabajando por recuperar los restos de los republicanos asesinados y por limpiar su memoria, las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Han convencido al juez Garzón de que hay que investigar los miles de casos de asesinados y desaparecidos de los que, aún hoy, no se tiene noticia ni constancia de su fin ni del paradero de sus restos. En fin, eso es lo único que me preocupa del asunto: que haya caído en manos del juez más ególatra y megalómano de la Audiencia Nacional española. Si fuera Pedraz el que hubiera abierto el sumario, estaría tranquila y satisfecha. Pero, por lo que sé, Garzón no instruye ningún sumario como Dios manda, tiene preferencia exclusiva por su persona sobre todas las demás cosas del mundo, y las causas que lleva le importan un pito.

A ver en qué queda esto, pero no tengo grandes esperanzas.

P.D.: Pues creía yo que se habían terminado, pero ha resultado que las vacaciones aún me van a dar un empujón más durante el puente que se avecina. En Madrid es fiesta el martes, así que el sábado me voy cuatro días a una de mis ciudades favoritas. No os digo cuál, que no quiero oír cosas feas. Además, ya he hablado de ella en el blog. Cuando vuelva haré el repaso general del veraneo.

Un fascista, un tirano asesino y un monarca

El fascista

Parece que no apellidarse Mussolini es mérito suficiente para que en Italia no piensen que el gobernante de turno sea un fascista, haga lo que haga. Por lo visto, Berlusconi es un señor la mar de democrático, y su régimen un modelo de modernidad y de convivencia. Las urnas legitiman cualquier cosa, siempre que no se vaya en contra del Capital.

Lo cierto es que este hombre cruel, mafioso y desvergonzado, cuya situación al frente de Italia debería llenar de miedo y de vergüenza a los italianos, ha conseguido el privilegio de no tener que cumplir la ley de su país. El presidente Napolitano firmó el otro día la ley de inmunidad para cuatro primeras figuras del Estado, que exonera de sus cuentas pendientes con la Justicia a Berlusconi y a otros tres listos más, y que además garantiza que sólo cuatro personas en toda Italia puedan hacer lo que quieran, sin temor a ser juzgados. Algunos jueces se han quejado de este despropósito, inconstitucional e inmoral, pero Silvio Berlusconi ha resuelto la discrepancia llamándolos “rojos comunistas” y “cáncer” de la sociedad. Qué bien, ¿verdad?

Y si lo dicho es grave, a ver a qué os recuerda lo que su Gobierno ha decidido hacer contra los gitanos que viven en Italia: Berlusconi ha ordenado tomarles a todos -niños incluidos- las huellas dactilares, tenerlos controlados y expulsarlos fuera de Italia si se demuestra que no han nacido en el país. Sí, es fascismo puro y duro, de toda la vida.

Sistema que, por cierto, en las primeras fases sólo se mantiene si la gente lo apoya. Y por mucho que me moleste -me gusta mucho Italia- me doy cuenta de que la mayoría de italianos está de acuerdo con lo que está haciendo Berlusconi. A ver lo que tardan los partisanos en agarrar a éste y colgarlo de una plaza de Milán.

El tirano asesino

Hay muchos tiranos, y todos son criminales. Pero ahora me refiero al rey de Marruecos, Mohamed VI, cuyo régimen dictatorial mantiene estos días al borde la muerte a varios inocentes, jóvenes universitarios que permanecen en huelga de hambre en protesta por haber sido detenidos, torturados y encarcelados tras manifestarse pacíficamente en Marrakech para pedir al Gobierno becas algo menos miserables que las actuales y transporte gratis para que los más pobres puedan llegar a sus aulas universitarias, entre otras reivindicaciones igual de modestas y sensatas.

Las atrocidades del régimen de Mohamed VI no se quedan ahí: las cárceles marroquíes, las secretas y las legales, están llenas de presos políticos, periodistas, políticos y discrepantes en general, todos malviviendo en pésimas condiciones y sin derecho apenas a nada. Echad un vistazo a esta página para enteraros sobre los “desaparecidos” saharauis, y haceos aquí una idea de cuánta es la falta de respeto del criminal hijo del criminal Hassan II por los derechos humanos.

Este corrupto enano sádico es también, como el dictador italiano, aliado de los Estados Unidos y la UE, y por ende también de España.

El monarca

A ninguno de los anteriores les ha dicho nunca en público Juan Carlos, el jefe del Estado español, que por qué no se callan o por qué no dejan de hacer otras cosas. A quien sí se lo dijo fue a Hugo Chávez, ¡y sólo porque se estaba metiendo con el imbécil de José María Aznar, con toda la razón!

El hecho es que Venezuela es un país poderoso, extractor y vendedor de petróleo, cuyo Gobierno está deseoso de llevarse bien con el español y con la UE. Hugo Chávez no lo es, pero si fuera un dictador fascista, cruel y asesino, también habría sido recibido en Marivent por el rey de España. Y es que, ya sabéis, Chávez va a vender a Repsol los barriles de petróleo a precio de saldo (veintitantos dólares menos que el Brent).

Lo gracioso del asunto es que por la fachoderecha hay quienes han protestado -pocos: Repsol es Repsol y la Casa Real es la Casa de S.M. el Rey- por la “falta de moralidad de Juan Carlos al recibir a un dictador”.

Qué risa, tía Felisa.

Crónicas de la crisis

Javier Gómez-Navarro, presidente de las Cámaras de Comercio españolas y ex ministro con González, hizo el otro día algunas críticas a lo que el Gobierno hace y deja de hacer para hacer frente -o no- a la crisis que nos toca. Aunque él trabaja para el lado oscuro, y por tanto todas sus sugerencias están dirigidas a salvar los trastos de los patronos (perjudicando a los productores, es la lucha de clases), me gustó una cosa que dijo y que nos vale a todos. Gómez-Navarro está seguro de que uno de los graves problemas con esta crisis es el miedo que se ha despertado entre la población: “psicosis de crisis”, dice él que han creado el PP y el PSOE, los del primero exagerando y tratando de asustar a la gente en beneficio propio, y los del segundo negando la importancia de la situación. Tiene razón Gómez-Navarro, hay malas expectativas por doquier, y desde luego los dos grandes partidos políticos españoles han quedado en evidencia anteponiendo sus intereses a los generales.

La “psicosis”, que no tiene nada que ver con una grave enfermedad mental ni con una película de Hitchcock, en mi caso es más bien temor bien fundado a que en algún momento las sugerencias/exigencias de Pedro Solbes, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el PP y los representantes del Capital, se transformen en medidas efectivas como la rebaja del salario de los trabajadores, que es lo que todos están pidiendo estos días, entre otras cosas.

El otro día Zapatero y Rajoy hicieron sendos mítines fuera de temporada, sin reparar en gastos (parece que sí hay dinero para estas cosas, aunque estemos en crisis), para venderse cada uno como el mejor de los “gestores” en estos tiempos críticos. Ni ellos ni sus colaboradores cercanos valen una patata, pero eso ellos no lo deben de saber. La cuestión es que ZP dijo una frase enigmática: “mantendremos el gasto social”.

Qué bonito suena, “el gasto social”, como si estuviéramos en Suecia.

¿Qué quiere decir eso? Ni idea. ¿Se refiere a la Sanidad pública? No, eso está en manos de las comunidades autónomas, en mi caso de la desaprensiva y desalmada Esperanza Aguirre. ¿A la educación? Tampoco, el mismo caso. ¿Hablará de las pensiones? Puede ser, a lo mejor promete que no va a quitar las pensiones a los ex trabajadores. Hombre, hasta ahí podíamos llegar. ¿Se referirá al subsidio de desempleo? Que se atreva a retirarlo. ¿Habla de los cheques bebé? De verdad, no tengo ni idea.

Mi esperanza es que se refiera a que no va a recortarnos el sueldo, pero como Zetapero no lo ha dicho, y el PSOE no es de fiar, lo cierto es que es una esperanza muy pequeña.

La conclusión es que estos políticos de tres al cuarto, que se dan tantos aires reuniéndose en La Moncloa y luego concediéndonos sus palabras en rueda de prensa (¡qué en serio se toman a sí mismos estos mentecatos!), son auténticos peligros públicos para la mayor parte de los que vivimos en España.

Ya verás qué meses nos esperan. Habrá que estar alertas, porque estos bichos nos hacen una reforma laboral en cuanto nos descuidamos.

Por cierto, ¿alguien sabe dónde están Pin y Pon, Fidalgo y Méndez? Desaparecidos en combate.

Las lecciones de Abdalá el saudí

Hace falta tener mucho aguante, o estar muy necesitado, para prestar la cama y dar de comer a un señor que viene a enmendar la plana a quien lo acoge en su hogar. Eso es lo que está haciendo estos días el Gobierno español con el rey de Arabia Saudí, Abdalá.

Este señor, soberano absoluto de un país en el que no está permitida otra religión que la musulmana, se ha empeñado en venir a Madrid -a lo mejor invitado por su amigo Juan Carlos- a organizar un contubernio que ha llamado “Conferencia Internacional del Diálogo”, que en realidad es una contraprogramación a la “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero, pero -y ahí viene lo mejor- haciendo protagonistas de cualquier diálogo a los representantes de las distintas religiones monoteístas, con todo lo que eso supone.

Que es sobre todo, y cito al rey Abdalá, “buscar los aspectos comunes que nos unen, es decir, la fe en Dios, los nobles principios y la elevada ética que representa el fundamento de las religiones”. Los altos representantes de la Iglesia Católica presentes en el acto inaugural aplaudían a rabiar.

Aún no doy crédito a este espectáculo, y a que esta cumbre de carcas se celebre en los morros de Zapatero, que tanto se las da de moderno y de laico. En el colmo de la indignidad, el presidente del Gobierno español asistió a la cumbre, pero sin decir ni pío. Moncloa afirma que España es la anfitriona de esta “conferencia” sin más, y que el Gobierno se “desvincula de su contenido”.

Todo esto resulta vergonzoso. ¿Qué pasa, que a Arabia Saudí no se le puede decir que no? ¿Que este dictador beato puede hacer siempre lo que le dé la gana, en cualquier país del mundo, porque su país es uno de los máximos productores de petróleo del mundo?

Es como el jefe cruel que disfruta humillando a sus subalternos. Eso es precisamente Abdalá: uno de los jefes de Zapatero y de todos nosotros. Hay que dejarle que haga sus cosas, que dé sus bailes en nuestro salón. ¿Y la dignidad? La dejamos de lado por el momento.

Luego nos desquitamos persiguiendo a de Juana Chaos y a su familia, que eso da muchos puntos y quedamos la mar de valientes.