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April 20th, 2009 — cosas-mÃas, libros
Supongo que muchos de vosotros conocéis la famosa trilogÃa de Gerald Durrell sobre su infancia en la isla griega de Corfú, “Mi familia y otros animales” y sus dos fabulosas secuelas. Son tres de los mejores libros que he leÃdo en mi vida, no me cabe duda de eso. Hace como un par de años me compré la primera en inglés, y recuerdo pocos ratos de lectura tan agradables. Durrell, cuya mejor y más importante misión en este mundo fue ser uno de los más grandes y más inteligentes defensores de la fauna -y también de la flora- mundial, tenÃa también (y quizá sin embargo) una impresionante capacidad para escribir bien, conciso, claro, divertido y desde luego muy entretenido.
Sus libros, todos los que he leÃdo, son desopilantes, amenÃsimos, y muy interesantes. HacÃa años que habÃa oÃdo hablar muy bien de uno de los que escribió para sacar dinero para su zoo de la isla de Jersey. A él le encantaba escribir, porque se le daba, pero preferÃa dedicar todo su tiempo a cuidar de los numerosÃsimos animales que tenÃa a su cuidado. Casi todo lo que escribió lo hizo más o menos por obligación, porque su editor se los pedÃa y él accedÃa. Aunque en el fondo, encantado, ya que sus obras resultaban ser éxitos inmediatos y en muchos de ellos pedÃa directamente a su público que se hicieran socios de la Fundación, cosa que en general conseguÃa, para gran contento suyo, de su esposa y de todos los que trabajaban para el zoo de Jersey.
El jueves, buscando un regalo para mi hermano José-Luis, que aún no he encontrado (lo conseguiré en breve, no me cabe duda), encontré “Atrápame ese mono”, uno de los libros de Durrell más famosos y que llevaba buscando bastantes años. No me está defraudando en absoluto: me apasiona todo lo que cuenta sobre las aventuras de Durrell en Ãfrica y en Jersey, las cosas que les pasan a sus animales (de la existencia de muchos de los cuales no tenÃa noticia, y me refiero a la especie a la que pertenecÃan), y en general todo lo que cuenta en el libro.
Hace un rato me he enterado de que la primera crÃa de la chimpancé hembra del zoo, Sheena, murió a los pocos meses de vida, para sorpresa y disgusto de todos los cuidadores y responsables del parque. Hace casi treinta años que ocurrió esa tragedia, y sin embargo la he vivido exactamente como si hubiera pasado en el momento en el que estaba leyendo lo ocurrido, gracias a Durrell.
Este Gerald, Gerry de niño, es una de las personas más notables de las que he tenido noticia, y no precisamente por sus fabulosas caracterÃsticas personales, ya que él mismo se encarga de ponerse a caldo a la menor oportunidad (al fin y al cabo, no tiene reparos con nadie, ¿por qué con sà mismo sàdebÃa tenerlos?). Sus legados personales, el zoológico, el biológico y el literario, son importantÃsimos.
Os recomiendo que no perdáis la oportunidad de meter a Gerry en vuestras vidas. Os aseguro que no os arrepentiréis.
November 20th, 2008 — libros
Tengo una gran noticia de la que haceros partÃcipes: mi hermano José Luis (Martos) acaba de presentar su primera novela publicada (está escribiendo la cuarta). Se llama “RÃo de lodo“, y está ambientada en Buenos Aires (donde vivió el autor una temporada) y en Europa (continente que el autor conoce estupendamente). Es una novela negra muy bien escrita, en la que se desenmaraña una complicada historia, Ãntimamente relacionada con la “Solución final” que idearon los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Resulta interesante, entretenida e inteligente. Os la recomiendo en serio.
La ha publicado Ediciones Atlantis, y aunque tengo entendido que están teniendo algunas dificultades de distribución que se solucionarán enseguida, no me cabe duda de ello, sé que en la librerÃa Miraguano de Madrid se puede conseguir un ejemplar. Os advertiré de cuándo podréis encontrarla en El Corte Inglés y la Casa del Libro.
Ésta es la portada:
September 16th, 2008 — actualidad, libros
Entre otros muchos éxitos estivales, uno de mis aciertos de este verano ha sido comenzar a leer uno de los mejores libros que he visto últimamente, que me ha acompañado en las últimas semanas y que aún me acompaña -porque no he terminado de leerlo-. Se trata de “Roma y los bárbaros“, un espléndido ensayo de Terry Jones (ex de los Monty Pythons) y Alan Ereira, en el que los autores hacen un detallado repaso de todas las razones por las cuales debe ser cuestionada la excelente opinión que a la mayorÃa nos merece -¿o deberÃa decir “les merece”?- el antiguo Imperio romano, la Roma de los doce Césares y su herencia.
Si leéis este libro encontraréis una extensa relación de algunos logros intelectuales, metodológicos, artÃsticos, técnicos y cientÃficos, conseguidos por los pueblos que los romanos llamaban “bárbaros” (que como sabéis son todos los que no hablaban latÃn), y cuya primacÃa se sigue aún atribuyendo erróneamente al Imperio romano. La propaganda romana aún consigue que percibamos la realidad tal y como los dictadores y emperadores del Lacio querÃan que lo hiciéramos.
Ello es asà en parte debido a que aún persisten los rescoldos del Imperio, en el Estado del Vaticano, y no con poco éxito, hay que reconocerlo. Además, los paÃses que forman eso que conocemos como “G-8″ (o “G-11″), y que en realidad son los principales combatientes de la Segunda Guerra Mundial, tienen interés en que la tosca visión romana del mundo siga vigente. Si lo pensamos un poco, el mundo sigue dividido entre el Imperio -con sus provincias- y las Tierras Bárbaras, llenas de “lejanos desiertos” o “selvas inhóspitas” con hombres barbudos y siniestros, mujeres encanalladas, todos asilvestrados y por civilizar, gentes que sólo conocen el lenguaje del terror y la sangre. Australopitecos que piden a gritos que alguien los meta en cintura.
Por supuesto, todo eso es tan falso como lo era entonces, en tiempos de los Césares. Pero también es igual de efectivo, y asimismo la difusión de la trola logra sus efectos.
En tiempos, hacer creer al senado y al pueblo romanos (S.P.Q.R.) que los galos iban a invadir el Lacio fue un perfecto pretexto para que César lograra reunir un ejército que invadiera las Galias, y asà saldar sus enormes deudas económicas, a costa de la vida o la libertad de dos millones de galos. Hoy en dÃa, el pretexto es el mismo para invadir Irak y Afganistán, crear prisiones al margen de la ley y de la Justicia (coño, como la prisión Mamertina en la que penó Vercingétorix)… U organizar un golpe de estado en Bolivia, donde si os fijáis hay demasiados bárbaros, no hay más que verlos.
La rueda gira casi siempre en la misma dirección. No vendrÃa mal que le colocásemos algunos palos de vez en cuando.
April 23rd, 2008 — libros
Como todos los años por estas fechas, a los que trabajan en los medios de comunicación les da por preguntar qué libro preferimos de todos los que hemos leÃdo, o cuál ha sido importante para nuestras vidas, sin considerar siquiera que algunos ya llevamos varias décadas leyendo de todo, y acaso hace mucho que hemos abandonado por inútiles las competiciones pueriles (”si se pelease un toro contra un cocodrilo, ¿quién ganarÃa?”; “¿quién puede más, Fraga o Guerra?”; “¿quién te cae peor, Rajoy o Esperanza Aguirre?”).
Conminar a un lector a escoger un libro es como preguntar a un músico profesional qué nota alterada prefiere -”estoy entre el la sostenido y el sà bemol”-, o a un cocinero por una especia determinada. No es pertinente, no hay que poner a la gente en esos bretes.
Siempre hay sin embargo, de todo hay en este mundo, alguien al que sà le gusta que le hagan tomar partido. Rosa DÃez, en una demostración de mediocridad muy suya, ha afirmado rotunda que el libro que cambió su vida es “Los pilares de la tierra”, de Ken Follet. Curioso y tal vez significativo. (Mi opinión es que es un libro muy entretenido; yo me lo leà hace mucho, en la adolescencia, que es cuando más hay que leer.)
Me resisto a declararme a favor de un solo libro, ¡dejadme, no pienso cantar, nunca jamás! ¡Antes muerta!… De acuerdo, basta, me rindo: el libro que más me ha influido son dos en realidad, la primera y la segunda parte del Quijote.
Y ahora abandonadme con mi pena: he sido débil. La culpa es de esos maquiavélicos entrevistadores mediáticos, ¡malditos seáis! Snif.
¿No habrá quién me regale una rosa y/o un libro para consolar mi tristeza?
April 8th, 2008 — cosas-mÃas, libros
Hay un tipo nuevo de “freakies” ahora que afirman que están intoxicados de tanta información como les llega, y que su cerebro ya no les da para más. Yo, que soy o he sido adicta a varias cosas, a esto desde luego no lo seré jamás, porque superada una cantidad determinada de información escrita o audiovisual acerca de un tema sociopolÃtico concreto, paso a otro asunto o bien me dedico a otro tipo de lectura, más amena, más inteligente a veces, y desde luego más placentera.
Ayer terminé de leer este libro de Rafael Reig:
Me ha gustado mucho: es inteligente, bondadoso, interesante, original y bien escrito. No sé qué más se le puede pedir a la ficción (contemporánea), asà que os lo recomiendo vivamente. Esta mañana he vuelto a El Corte Inglés y he comprado un par de novelas de Eduardo Mendoza (¿os conté o no que me lo encontré varias veces en Damasco?) y otra de Reig (”Hazañas del capitán Carpeto”), la única que habÃa disponible a simple vista del mismo autor. De todas maneras, esta tarde iré a la Casa del Libro, a ver.
Bueno, cuidado, que se me va la olla. Yo hoy he venido por aquà a hablar de mi libro, como Umbral. Porque a mà me pasa que los libros que me gustan los hago de mi propiedad -no fÃsica, entendedme: digamos “emocional”. Se establece un vÃnculo de cariño con lo recién leÃdo, porque la lectura es sobre todo intimidad, y la intimidad une mucho, aunque también puede distanciar mucho… ya sabéis lo que pasa con la confianza.
Pues voy a seguir asà una temporada, leyendo libros que me gusten y me diviertan, me entretengan y me hagan pensar cosas interesantes y extraordinarias. Estoy abierta a sugerencias.
March 27th, 2008 — libros
Esta noche he dormido francamente poco. Ha sido una noche corta de sueño y larga en lectura, una noche rara porque además Ãngel está de viaje de trabajo en Casablanca, y siempre me cuesta dormir sola.
La culpa del desvelo es de este modesto libro en edición de bolsillo:
HabÃa oÃdo hablar de esta novela por primera vez, y con verdadero entusiasmo, a un chaval que trabaja de becario en El Cairo, al que conocà en mi viaje de febrero. No habÃa vuelto a acordarme de ello hasta el lunes, el dÃa que la Providencia vestida de azar me condujo a una librerÃa del aeropuerto de Ãmsterdam. Del libro que me habÃa llevado apenas me quedaban cuatro o cinco hojas por leer, y mi experiencia en los vuelos de más de dos horas sin otra cosa que leer que la revista de la aerolÃnea no me dejaba opción: tenÃa que buscarme lectura ipso facto.
Y ahà estaba esperándome esta novelita, con su llamativa portada bicolor a juego con el tÃtulo, en castellano “El niño con el pijama a rayas”. Recordé la recomendación y no dudé en comprármela.
Vaya si hice bien: esta novela es de las que crean afición, y sÃ, algo de aflicción inevitablemente. No os voy a contar absolutamente nada del argumento, porque os estropearÃa la sorpresa. Me limitaré a deciros que hacÃa tiempo que una lectura no me enganchaba tanto: he tardado dos dÃas y media en leerla, curiosamente el mismo tiempo que su autor, John Boyne, asegura que tardó en escribirla. Y yo no soy de las que se pasa las tardes leyendo; cuando no estoy de vacaciones sólo leo en los transportes públicos, en el almuerzo (si estoy sola), y en la cama antes de dormir.
Si tenéis la posibilidad, os recomiendo que la leáis en inglés. Está escrita de manera sencilla y accesible para cualquiera que tenga un nivel medio en este idioma.
En fin, se me ha despertado el hambre por leer. Esta mañana he comenzado otra novela que promete, más larga y más compleja que la que esta noche me ha ocupado. Se trata de “Antes de que hiele”, de Henning Mankell. Empieza bien, ya os contaré qué tal continúa.