Entre otros muchos éxitos estivales, uno de mis aciertos de este verano ha sido comenzar a leer uno de los mejores libros que he visto últimamente, que me ha acompañado en las últimas semanas y que aún me acompaña -porque no he terminado de leerlo-. Se trata de “Roma y los bárbaros“, un espléndido ensayo de Terry Jones (ex de los Monty Pythons) y Alan Ereira, en el que los autores hacen un detallado repaso de todas las razones por las cuales debe ser cuestionada la excelente opinión que a la mayorÃa nos merece -¿o deberÃa decir “les merece”?- el antiguo Imperio romano, la Roma de los doce Césares y su herencia.
Si leéis este libro encontraréis una extensa relación de algunos logros intelectuales, metodológicos, artÃsticos, técnicos y cientÃficos, conseguidos por los pueblos que los romanos llamaban “bárbaros” (que como sabéis son todos los que no hablaban latÃn), y cuya primacÃa se sigue aún atribuyendo erróneamente al Imperio romano. La propaganda romana aún consigue que percibamos la realidad tal y como los dictadores y emperadores del Lacio querÃan que lo hiciéramos.
Ello es asà en parte debido a que aún persisten los rescoldos del Imperio, en el Estado del Vaticano, y no con poco éxito, hay que reconocerlo. Además, los paÃses que forman eso que conocemos como “G-8″ (o “G-11″), y que en realidad son los principales combatientes de la Segunda Guerra Mundial, tienen interés en que la tosca visión romana del mundo siga vigente. Si lo pensamos un poco, el mundo sigue dividido entre el Imperio -con sus provincias- y las Tierras Bárbaras, llenas de “lejanos desiertos” o “selvas inhóspitas” con hombres barbudos y siniestros, mujeres encanalladas, todos asilvestrados y por civilizar, gentes que sólo conocen el lenguaje del terror y la sangre. Australopitecos que piden a gritos que alguien los meta en cintura.
Por supuesto, todo eso es tan falso como lo era entonces, en tiempos de los Césares. Pero también es igual de efectivo, y asimismo la difusión de la trola logra sus efectos.
En tiempos, hacer creer al senado y al pueblo romanos (S.P.Q.R.) que los galos iban a invadir el Lacio fue un perfecto pretexto para que César lograra reunir un ejército que invadiera las Galias, y asà saldar sus enormes deudas económicas, a costa de la vida o la libertad de dos millones de galos. Hoy en dÃa, el pretexto es el mismo para invadir Irak y Afganistán, crear prisiones al margen de la ley y de la Justicia (coño, como la prisión Mamertina en la que penó Vercingétorix)… U organizar un golpe de estado en Bolivia, donde si os fijáis hay demasiados bárbaros, no hay más que verlos.
La rueda gira casi siempre en la misma dirección. No vendrÃa mal que le colocásemos algunos palos de vez en cuando.
4 comentarios ↓
soy la 1º q buena onda pero para ser sincera esta pag es una mierda
Uy, sÃ, sÃ, una onda muy buena, no cabe duda. Gracias por tu constructiva opinión.
A mi me encanta eso de “para ser sincera”. Hija, nadie te ha pedido tu opinión, asà que la sinceridad te la podÃas ahorrar, por decirlo finamente.
Deja tu comentario