Una de las fosas comunes recién descubiertas es la que tristemente contiene los restos de quince mujeres y un niño de 11 años torturados y asesinados por los sangrientos y odiosos falangistas que tomaron el pueblo de Grazalema (Cádiz) en los primeros dÃas de la guerra, en el verano del 36.
No olvidéis este nombre: Fernando Zamacola. Este asesino cruel y despiadado, uno de tantos carniceros falangistas que sembraron el terror durante la guerra y la posguerra españolas allá donde colocaron sus pervertidos traseros, salió como un perro rabioso y enloquecido de la cárcel del Puerto de Santa MarÃa, de donde nunca debió haber salido, aunque sólo pasó allà una corta estancia. Qué pena. De ahà a Grazalema, a torturar y a matar a personas indefensas y a reÃrse mucho de todo ello.
Como acostumbraban, los falangistas  detuvieron a esas pobres vÃctimas una a una, “las mantuvieron encerradas tres dÃas. Las montaron en un camión y les dieron muerte de una manera horrible”, según los que se han esforzado por investigar este crimen. Hicieron eso no sin antes raparles la cabeza y pasearlas por el pueblo para escarnio público, algo habitual en la vil conducta de los fascistas españoles: odiaban a las mujeres progresistas y les encantaba hacerlas sufrir, incluso más que a los hombres.
Cuatro de esas mujeres estaban embarazadas en el momento de su detención. La ausencia de heridas de bala y de restos de munición hacen temer una agonÃa dolorosa. El adolescente “seguramente fue al que mandaron excavar la fosa y luego lo mataron para no dejar señales”. No habrÃa sido ni el primer ni el último caso.
Los torturaron y mataron porque sÃ, para sembrar el terror. Leo a JoaquÃn Ramón Gómez, concejal del PSOE en Grazalema, que “no eran activistas polÃticas ni reconocidas por su ideologÃa. Alguna podÃa ser novia de un republicano o anarquista, pero no fueron asesinadas por eso”.
Pone los pelos de punta, ¿verdad?
No hay que olvidar nunca. Tampoco se puede perdonar.
Ni siquiera cuando se hayan encontrado todos los restos de todos los desaparecidos y se hayan reconstruido sus finales y su sufrimiento, ni siquiera cuando se sepan todos los nombres de todos los criminales fascistas a los que se recompensó generosamente por su saña y su maldad.
Ni olvido ni perdón, aunque llegue el dÃa en que todos los que sufrieron persecución, tortura, hacinamiento, dolor, suciedad, miseria y terror por culpa de los fascistas, sean reconocidos por fin como vÃctimas de esos repugnantes matarifes.
Los nombres de las vÃctimas: MarÃa Rincón Barea, Jerónima Rincón Barea, Teresa Menacho, MarÃa Nogales Castro, Salud Alberto Zarzuela, Antonia Pérez Vega, Ana Fernández RamÃrez, Cristina Carillo Franco, Teresa Castro RamÃrez, Natividad Vilchez, Isabel Román Montes, Isabel Gómez, Josefa Gómez, Lolita Gómez, Catalina Alcaraz y el nieto de La Bizarra, el niño.
3 comentarios ↓
Fenando zamacola… Uy, hay un hospital que se llama asÃ. No sé si tendrá algo que ver
Si te refieres a un hospital de Cádiz, ya no se llama asÃ. Ahora se llama “Puerta del Mar”, aunque la gente aún recuerda el nombre que llevaba antes, cuando se inauguró. Seguro que se llamó asà por Zamacola el vil.
Ni olvido ni perdón.
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