Hace falta tener mucho aguante, o estar muy necesitado, para prestar la cama y dar de comer a un señor que viene a enmendar la plana a quien lo acoge en su hogar. Eso es lo que está haciendo estos dÃas el Gobierno español con el rey de Arabia SaudÃ, Abdalá.
Este señor, soberano absoluto de un paÃs en el que no está permitida otra religión que la musulmana, se ha empeñado en venir a Madrid -a lo mejor invitado por su amigo Juan Carlos- a organizar un contubernio que ha llamado “Conferencia Internacional del Diálogo”, que en realidad es una contraprogramación a la “Alianza de Civilizaciones” de Zapatero, pero -y ahà viene lo mejor- haciendo protagonistas de cualquier diálogo a los representantes de las distintas religiones monoteÃstas, con todo lo que eso supone.
Que es sobre todo, y cito al rey Abdalá, “buscar los aspectos comunes que nos unen, es decir, la fe en Dios, los nobles principios y la elevada ética que representa el fundamento de las religiones”. Los altos representantes de la Iglesia Católica presentes en el acto inaugural aplaudÃan a rabiar.
Aún no doy crédito a este espectáculo, y a que esta cumbre de carcas se celebre en los morros de Zapatero, que tanto se las da de moderno y de laico. En el colmo de la indignidad, el presidente del Gobierno español asistió a la cumbre, pero sin decir ni pÃo. Moncloa afirma que España es la anfitriona de esta “conferencia” sin más, y que el Gobierno se “desvincula de su contenido”.
Todo esto resulta vergonzoso. ¿Qué pasa, que a Arabia Saudà no se le puede decir que no? ¿Que este dictador beato puede hacer siempre lo que le dé la gana, en cualquier paÃs del mundo, porque su paÃs es uno de los máximos productores de petróleo del mundo?
Es como el jefe cruel que disfruta humillando a sus subalternos. Eso es precisamente Abdalá: uno de los jefes de Zapatero y de todos nosotros. Hay que dejarle que haga sus cosas, que dé sus bailes en nuestro salón. ¿Y la dignidad? La dejamos de lado por el momento.
Luego nos desquitamos persiguiendo a de Juana Chaos y a su familia, que eso da muchos puntos y quedamos la mar de valientes.
5 comentarios ↓
Perdón, por alusiones:
Abdallah Al Saud no representa a NADIE. Es una de las mayores desgracias, él, su hermano y su señor padre, que nos ha caÃdo a los musulmanes encima.
Pero es una desgracia pasajera Inshallah, porque los musulmanes no tenemos Iglesia y cada uno se representa a sà mismo. Asà que no nos jodan que bastante tenemos con tener que ir a visitarle.
Oye, que yo no he dicho que represente a los musulmanes, eso lo dirá él.
Tienes mas razón que una santa, Belén. La RetroprogresÃa de ZP es repugnante; pretende estar a bien con tod@s para mayor beneficio electoral. Pero como dijo Aristóteles: “Quien es amigo de todos, no es amigo de nadie”.
Estás sembrao, Izaam.
Gracias :*) aunque tampoco tiene mucho mérito citar a los grandes sabios…
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