Ayer me topé inopinadamente, en una de esas casualidades que la vida nos regala, con una pelÃcula muy buena.
Fui con mis sobrinos Daniel y Candela a ver “Happy Feet“, una peli de animación de la que yo no esperaba gran cosa, aparte de darles un buen rato a los niños en mi compañÃa.
Me encontré con algo completamente inesperado: un alegato en contra de la destrucción del ecosistema de la Antártida, camuflado de musical dirigido a los niños, con unos simpáticos pingüinos de protagonistas. Y con ser bueno ese mensaje, que comparto absolutamente y que os animo a apoyar, no es el único que cuelan los guionistas del filme: hay también un fuerte contenido crÃtico con la religión y el pensamiento conservador, y también se anima a mirar con buenos ojos a las personas que emigran, trayendo a cuestas consigo su cultura. De propina, se procura que los espectadores sean comprensivos y tolerantes.
Dicho lo cual, que ya es bastante, me queda por decir que la pelÃcula es impecable desde el punto de vista técnico; que el guión tiene bastantes buenos golpes de humor; y que el conjunto me resultó encantador.
¡Qué cosas más anti-sistema salen del sistema! Qué paradojas nos trae el cine.
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